martes, 26 de abril de 2011

El informe que habló mal, habló bien y no habló de la Argentina


No es novedoso afirmar que los medios de comunicación encaran las noticias de un modo que no perjudiquen sus intereses corporativos. Con el mismo propósito, algunas noticias suelen ser minimizadas y en algunos casos ocultadas. 
Sin embargo, el pasado 23 de abril ocurrió un caso bastante curioso con el tratamiento de una publicación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).  El informe, bastante extenso, exponía los resultados de una investigación respecto a la evolución de la clase media en América Latina entre 1990 y 2007, con datos de 10 países del subcontinente (incluído Argentina) que representan el 80 por ciento de la población de la región.


 ¿Que conclusiones aporta el informe?

En líneas generales concluye que:
-Se expandieron en 56 millones los hogares de clase media en los países analizados.
-Hubo una leve disminución de la pobreza y también ligeras mejoras en la distribución del ingreso.

En Argentina:
-Los hogares medios pasaron del 56 al 52 por ciento del total, pese a que el número de casas de clase media creció en 440 mil.
-La principal baja en el porcentaje se dio a fines de la década del ’90.
-Los salarios crecieron un 35 por ciento en el período 2002-2006

La OTAN quiere petróleo, no democracia

No todo es lo mismo en “aquel oscuro lugar del mundo”, al decir del fascista de Bush hijo. Mucho se estuvo diciendo sobre la intensa situación que se vive en el Oriente Medio durante el último mes, pero hay que tener en cuenta que la inmensa mayoría de las notas periodísticas provinieron de los medios masivos del imperio, que fueron allanando el camino a los planes belicistas de la OTAN.


Libia, Irak, Argelia, Túnez, Omán, Sudán, Egipto, Bahrein, Yemen y Jordania ocupan lugares estratégicos en la producción mundial de petróleo. Todos recibieron considerable ayuda militar por parte de Europa y EEUU. En todos estos países los pueblos comenzaron a interpelar a sus regímenes autoritarios.   

Pero no hay que perder de vista que en Libia no ocurre lo mismo que en Egipto o Túnez, si bien siempre serán reprochable toda represión a una manifestación social. La diferencia radica fundamentalmente en que Libia es uno de los principales productores de petróleo a nivel mundial y que actualmente no es una Nación que esté al servicio de los intereses de los EEUU y la Unión Europea, a diferencia de otro casos, donde si bien cambian algunos gobernantes, el modelo neoliberal se mantiene intacto. Allí aparece interviniendo la OTAN, con sus 5.5 millones de soldados y sus decenas de miles de bombas atómicas en el armario, apoyando militarmente a los rebeldes libios.